¿Que es el Timo de las revistas oficiales policiales?
Existen varias modalidades:
1.- Los estafadores se presentan ante los encargados de los negocios como miembros de la Guardia Civil, generando, en todo momento, la confianza de los mismos, de forma que, tras mantener una conversación totalmente distendida, les ofrecen, a cambio de una cantidad de dinero, la posibilidad de colaborar con la “revista oficial”, incluyendo un anuncio publicitario de su empresa.
Los presuntos estafadores suelen comentar que la revista es una publicación oficial del Cuerpo, llegando a cobrar por cada uno de los anuncios de 100 a 300 euros.
2.- En otras ocasiones, los estafadores llaman al anunciante que se publicita en la revista y se le pregunta si desea que su anuncio aparezca en el próximo número o si, por el contrario, desea darse de baja. En ambos casos, el método que siguen siempre es el mismo. Tanto si se da de baja como si no, a continuación se le piden sus datos identificativos, es decir, número de cuenta, NIF, domicilio, etc., a efectos, de comprobar que los obrantes en su poder son correctos.
Una vez conseguidos, el paso siguiente es cargar un recibo en el número de cuenta facilitado y, si el cliente se cerciora antes de que transcurran treinta días desde su emisión el recibo se devuelve, pero si no es así, difícilmente se puede recuperar el dinero.
3.- Finalmente, en una tercera variante, los estafadores aseguran que representan a publicaciones relacionadas con las Fuerzas y Cuerpos de la Seguridad del Estado, empleando a teleoperadoras que, siguiendo un “manual”, llaman de forma insistente a multitud de empresas, utilizando habitualmente número oculto.
En algunos casos, inducen a su interlocutor telefónico a pensar que su jefe o el responsable de la empresa han autorizado la operación.
Normalmente, las empresas declinan la contratación, pero las mismas teleoperadoras no dudan en volver a llamar al poco tiempo reclamando el pago de la campaña publicitaria.
Asimismo, se puede decir que gran parte de los empresarios contactados, que siguen en su negativa de abonar dichos cargos que, mediante engaño, insistencia de los telefonistas e, incluso, la “coacción”, logran que algunos de ellos efectúen el pago para que les sea tramitada la “baja” de una publicidad que nunca han llegado a contratar.